España acababa de dejar atrás la Guerra Civil, comenzaba a vivirse la década de los 40 y uno de los jóvenes de Santíbañez de la Isla (León) salió del seminario en el que había ingresado y regresó al pueblo, su nombre era Recaredo y su figura es inconfundible para todos los habitantes del pueblo, tenía una discapacidad que le paralizaba casi todo el cuerpo, se movía arrastrándose con unas muletas de madera bajo los hombros, acolchadas con unas almohadillas que le cosían las mujeres del pueblo. Recaredo llegó a un Santibáñez de la Isla con casi 500 habitantes y pronto detectó la necesidad de educar a sus vecinos en materias básicas como matemáticas o caligrafía. Y fue en ese contacto diario con los vecinos cuando vio que los agricultores necesitaban unirse y decidió formar una cooperativa, la llamó Del Campo de San Blas. Leer el artículo completo |
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